top of page

Lo que fue y ha sido

Princesa, como rosa florecida de caricias de terciopelo.

Vive atrapada en un cuento, en la torre de un castillo sin ventana.

Princesa, que no sabe que sus lágrimas son por que está enjaulada en sus sueños.

En besos y caricias, te quieros y momentos ya vividos y revividos, atrapada está, y no se da cuenta.

Princesa, que no ve que el pasado ya se ha vivido, y que lleva mucho tiempo sin presente, empeñando su futuro.

Condena de cenicienta, corazón de añicos, lágrimas amargas y alegría desvanecida.

Princesa desesperanzada, que pierde el rubor de sus mejillas, su sonrilla jovial, princesa que se apaga y languidece.

Espera un príncipe en un mundo de sapos, princesa que tiene la llave de la torre de la que no quiere salir.

 

Microcuento número uno

El la miró a los ojos, y le declaró sus sentimientos.

Ella le contestó :-"Olvídate, por que lo nuestro es imposible".

El joven sintió cómo se le hizo añicos el corazón, y con lágrimas en los ojos, se marchó.

 Monólogo de lo imposible

Presa de los sentimientos que nublan el juicio, le piensa sin descanso. Porque, ha invadido su mente, y los recuerdos no quieren borrarse. Ella, que se niega inconscientemente a dejar de desearle, como una insensata. Porque hay cosas que matan, le mata su ausencia de besos, le mata la distancia que marca. le mata el olor a perfume que deja en cada estancia por la que pasa, cada objeto que toca. Cerrando sus ojos, y por más que no quiera no puede evitar verle, por que está en su cabeza y le mata.

 

Ella piensa en voz alta: -"Y dicen que un clavo saca a otro clavo, pero hay que tener cuidado de no llenarse de puntas el corazón, que luego picamos. Porque imposible, suena a desconocido, es una palabra que no se debe usar. Porque, imposible es devolver a la vida a un muerto, y pegar un vaso de cristal roto en mil pedazos. Pero lo demás, cariño, lo demás, no es imposible, es incierto. No es imposible que yo me olvide de ti, ni lo es, que tú de mi, pero tampoco es imposible que me quieras, eso es así.

 

Porque así es la vida, que pasan cosas que no planificas, y así somos nosotros. Los valientes, que nos arriesgamos a vivir intensamente, y luego están los cobardes que se esconden para que no les hieran. Y me pregunto yo,¿quién sufre más? El que ha disfrutado intensamente, y se ha arriesgado a sentirse vivo, pero le ha podido salir mal. O por el contrario, aquel que vive como cuerpo inerte, dejándose llevar por lo que "se debe", sin gozo. Pues, mil veces más, vale la sensación de euforia acompañada de lágrimas que la apatía constante. Porque para sufrir, no hay que llorar, que hay quien sufre en silencio su cobardía, a causa de ese falso bien estar.

 

Y ¿quién dicta lo que es cierto, válido y correcto? Que yo sé, que estoy sufriendo por no tenerte, pero es que se que tu a mí tampoco. Que en la paradoja de esa agonía de tu ausencia, me alegra el alma sentirme viva, que aunque sienta angustia por no tenerte, me da la vida seguir queriéndote. Porque no hay mal de amores ni un amor sin males, que todo en esta vida tiene dos caras. Yo miro a la tuya y tiemblo, y tu ya no miras a la mía porque tienes miedo. Y el miedo más absurdo, que es romperme el corazón. Porque, cariño, ya me lo has roto con tu elección. Que sí, que es verdad que he ido por el camino con tinajas llenas hasta arriba, pensando y pensando lo mucho que te iba a querer. Y lo mucho que viviría contigo, y ahora a medio camino las tinajas estan secas y yo me muero de sed. Y en el cuento de la lechera, yo me quedé sin castillo de princesa, y tú que ya reinas, estás a otras historias.

 

Que no me digan que es juventud, y que el tiempo lo cura todo, que yo me quedo con mi locura de amor. Y a ver, quién tiene razón y quién despeja esa duda. Porque el tiempo pasa y siempre te preguntarás, qué hubiera pasado si hubiera elegido el camino de la lechera. Y entre tantos porques, yo me pregunto el por qué. Creerás que será osadía, o será inconsciencia inmadura, yo le llamo tener las cosas claras. "-

 

Él mientras tanto, ajeno a esta agonía que sufre ella, la olvida en su lista de conquistas. Así es el amor, tan dispar según quien lo vive.

Microcuento número dos

Cerró los ojos, saboreó sus besos apasionados y recordó el tacto de su piel. En ese momento, el la echaba de menos, no hay mayor tortura que amarse profundamente en medio de la tempestad. Y tras un suspiro profundo, hizo el enésimo intento de no desear su piel, pero el sabía que ese deseo latente no se apagaba entre ambos. Y a eso, lo llamaron química, puro deseo.

 

FIN

Que no es por tí y no es por mí, que es por que no hay un nosotros. Esa química acabada, ácido sulfúrico que no calienta pero si que abrasa. Esa diferencia de opiniones, ese divergir en las diversiones. 

 

Que me digan que no te quiero, que les diré que es mentira. No eres tú ni soy yo, es cómo soy cuando estoy contigo, la tristeza y la melancolía invaden mi cuerpo. Que lo que antes era un amor fuerte sincero y profundo, hoy es un mero recuerdo de algo que ya no está en este mundo. Que sí que te miro a los ojos, y me sigo acordando de los momentos en los que tu compañía era la felicidad que yo quería. Pero es que cariño, ya no somos ni tu ni yo, que este empeño por encagar dos piezas una de puzzle y otra de lego, no nos devuelve al pasado. 

 

La decisión más sabia, es que tu sigas tu camino, y yo investigue donde está el mío. Tu ya quieres ser mayor, yo quiero seguir jugando, que no coincidimos y esto ya está acabado. Te extrañaré, y me acordaré de tí, probablemente no te olvide nunca. Pero prefiero recordarte, que olvidarte con un mal recuerdo. Miles de aventuras, y miles de emociones ha sentido mi corazón, y me cuesta decir hasta siempre. Incontables los viajes, y los encuentros en la estación, inumerables los kilómetros recorridos por los dos. Por que cinco años no es una vida, pero si es un buen tirón, y que tus ojos y tu sonrisa me los guardo con amor. Más felices seremos, separados que reprochandonos y por eso, me despido de la mejor manera que sé. Dedicándote unas líneas de aprecio, llenas de sentimiento y de recuerdos. Ya lo siento corazón, que te veía como el padre de mis hijos, pero no me remueves las entrañas, ni me enciendes de pasión. 

Microcuento número tres... Lo que callo.

Microcuento 

 

Y en una mirada supo que le rompería el corazón y le penetraría el alma, por que las sábanas no mienten cuando hay batalla.  Y él, que ya era el perdedor, se había enamorado de un corazón enfriado que ni con el calor de su cuerpo podría templar.

Entretiempo

 

Tormenta, me arrolla y me empuja.

Duele demasiado dentro, angustia demasiado tiempo.

La calma, demasiado vacía y hueca.

Y de pronto vuelvo a echar de menos la tormenta, que aunque duela, hace sentirse vivo.

Entre dos aguas, y entre dos mares yo me ahogo.

Cuando ya es tiempo de sequía, las plantas secan y mi alma se marchita.

Yo que quería abarcar el mundo con mis brazos,

se ha escurrido y se me ha echo el mío pedazos.

Desenvuelta de caricias,

cierro los ojos con añoro.

¿Y dónde quedan los momentos, donde se corta la respiración?

¿dónde en los que estaba,

 atrapada en tu calor?

Allá donde se van mis deseos y pensamienots,

es ahí donde te anhelo.

Y pido y no pido, que se borren mis recuerdos.

 

 

 

 

 

 

 

Heron ηρως

 

Ellos dijeron que tan sólo era un hombre corriente, ellas que era hijo de Zeus. Admirando su cuerpo musculuso, perfectamente esculpido, se enamoraron del dorado de sus cabellos y de la perfección de su sonrisa.  Y en verdad, parecía caído del cielo, tan bello y hermoso, pero sufría una triste condena. Pues, su castigo a tanta belleza, era tan cruel que no le permitía amar a ninguna persona en toda la tierra. Y así, en su condena, vagaba solo por el mundo acompañado de su belleza. Robaba corazones que no sentía y sentimientos que no conocía, presa de la maldición que no se rompía. 

 

 

Carta de una enamorada a Heron: 

 

 

"  Mi amado Heron:

 

Estas ansias por tenerte me devoran el alma, y es que no tengo fuerza de voluntad que controle mis ganas de besarte. Porque me muero de ganas de acariciar tu suave piel, tus cabellos dorados y todo tu cuerpo. Que es puro deseo lo que yo siento en mi corazón, te pienso y te imagino, como tantas otras veces. Y es que me pesa que ya no estés, que añoro tu calor y te echo en falta. Y no me digas que no, que me rechazas y mi angustia crece, que muero por tus besos, que "al César lo que es del César y  a Dios lo que es de Dios". Y yo te rezo y no escuchas mis plegarias, y en el ritual de sacrificio me ofrezco para honrarte. Por que  la carne es débil, pero también es tentadora, y hasta el más exquisito paladar te saborearía con placer.

 

Tuya Kalliópê."

 

 

Se inició una guerra de amor, donde la ternura conquistó el horizonte de sus corazones y la belleza era el blasón de sus armaduras de piel y saliva. En el campo de batalla defendían su causa, entregados a la intensidad de la lucha. OAM

bottom of page